EXTRACTOS DEL TERCER LIBRO DE "LA METAMORFOSIS O EL ASNO DE ORO" DE APULEYO
Tercer libro
Argumento
Luego que fue de día, la justicia, con sus ministros y hombres de pie, vinieron a la posada de Apuleyo y como a un homicida lo llevaron preso ante los jueces. Y cuenta del gran pueblo y gente que se juntó a verlo. Y de cómo el promotor le acusó como a hombre matador y cómo él defendía su inocencia por argumentos de grande orador; y cómo vino una vieja que parecía ser madre de aquellos muertos, a los cuales, por mandato de los jueces, Apuleyo descubrió por que la burla pareciese. Donde se levantó tan gran risa, entre todos, que fue con esto celebrada con gran placer la fiesta del dios de la risa. Fotis, su amiga, le descubrió la causa de los odres. Añade luego cómo él vio a la mujer de Milón untarse con ungüento mágico y transfigurarse en ave; de lo cual le tomó tan gran deseo, que por error de la bujeta del ungüento, por tornarse ave se transfiguró en asno. En fin, dice el robo de la casa de Milón, de donde, hecho asno, lo llevaron los ladrones, cargado con las otras bestias, con las riquezas de Milón.
Capítulo I
Cómo Lucio Apuleyo fue preso por homicida y llevado al teatro público para ser juzgado ante todo el público, y cómo el promotor fiscal le puso la acusación para celebrar la fiesta solemne del dios de la risa. Y cómo Apuleyo responde a ella, por defender su inocencia.
"...finalmente, habiéndome llevado por las calles públicas de la manera que purgan la ciudad cuando hay algunas malas señales o agüeros, que traen la víctima o animal que han de sacrificar por las calles y rincones de las plazas, así, después de haberme traído por cada rincón de la plaza, pusiéronme delante de la silla de los jueces, que era un cadalso muy alto, donde estaban sentados. [...]todo el pueblo fue corriendo al teatro, que en muy poco tiempo fue lleno de gente, de manera que las entradas y los tejados todo estaba lleno: unos abrazados a las columnas; otros, colgados de las estatuas; otros, a las ventanas y azoteas, medio asomados..."
"-¡Mirad qué fe! ¡Mirad qué conciencia! Yo, por la salud de mi huésped, soy homicida y me acusan por matador; y él no contento que aun siquiera por consolarme no está cerca de mí, antes está riendo de mi suerte".
Capítulo II
Cómo estando Apuleyo aparejado para recibir sentencia, vino al teatro una mujer vieja llorando, la cual, con grande instancia, acusa de nuevo a Lucio, diciendo haber muerto a sus tres hijos; y cómo, alzando la sábana con que estaban cubiertos los cuerpos, pareció ser odres llenos de viento, lo cual movió a todos a gran risa y placer.
¡Oh buenos dioses! ¡Oh qué cosas vi! ¡Oh qué monstruo y cosa nueva! ¡Qué repentina mudanza de mi fortuna! Como quiera que ya estaba destinado y contado en poder de Proserpina, y entre la familia del infierno, súbitamente, atónito y espantado de ver lo contrario de lo que pensaba, estuve fijos los ojos en tierra, que no puedo explicar con idóneas palabras la razón de aquella nueva imagen que vi. Porque los cuerpos de aquellos tres hombres muertos eran tres odres hinchados, con diversas cuchilladas".
Capítulo III
Cómo acabada la fiesta del dios de la risa, Birrena envió a Lucio a que fuese a cenar, y por estar afrentado no lo aceptó, y cómo después de haber cenado con Milón, su huésped, se fue a dormir, donde, venida su Fotis, le descubrió cómo su ama Panfilia era grande hechicera, y por su ocasión había sido afrentado en la fiesta de la risa. Y cómo Lucio le importunó que se la quisiese mostrar, cuando obrase los hechizos que la deseaba mucho ver.
"Y ante todas cosas, según su costumbre, aparejó sus instrumentos mortíferos, conviene a saber: todo linaje de especias odoríferas, láminas de cobre con ciertos caracteres, que no se pueden leer, clavos y tablas de navíos, que se perdieron en el mar y fueron llorados. Asimismo tenía allí delante de sí muchos miembros y pedazos de cuerpos muertos, así como narices, dedos y clavos con carne de hombres muertos en el patíbulo. También tenía sangre de muertos a hierro, huesos de cabeza y quijadas sin dientes de bestias fieras. Entonces abrió un corazón, y vistas las venas y fibras cómo bullían, comenzó a rociarlo con diversos licores: ora con agua de fuente, ora con leche de vacas, ora con miel silvestre. Asimismo añadió mulsa, que es hecha de miel y agua cocida. De esta manera, aquellos pelos retorcidos y anudados y con muchos olores perfumados puso en medio de las brasas para quemar. Entonces, con la gran fuerza y poder de la nigromancia,...."
"...ahora, con estos tus ojos resplandecientes y tu rostro purpúreo y tus cabellos de oro y tu boca linda y pechos como el Sol relumbrantes, veo que me tienes como un ciervo preso y cautivo, queriéndolo yo, que ni curo de mi mujer e hijos, ni pienso en mi casa, pues ya a esta noche ninguna cosa prefiero ni antepongo".
Capítulo IV
Cómo condescendiendo Fotis al deseo y petición de Lucio, le mostró a su ama Panfilia cuando se untaba para convertirse en búho, y él, queriéndose untar, por experimentar el arte, fue por yerro de la bujeta del ungüento convertido en asno.
"primeramente, ella se desnudó de todas sus vestiduras, y abierta una arquilla pequeña sacó muchas bujetas, de las cuales, quitada la tapadera de una y sacado de ella cierto ungüento y fregado bien entre las palmas de las manos, ella se untó desde las uñas de los pies hasta encima de los cabellos; y diciendo ciertas palabras entre sí al candil, comienza a sacudir todos sus miembros, en los cuales, así temblando, comienzan poco a poco a salir plumas, y luego crecen los cuchillos de las alas; la nariz se endureció y encorvó; las uñas también se encorvaron, así que se tornó búho...".
"....y en todo este mal no veo otro solaz sino que a mí, que ya no podía tener amores con Fotis, me crecía mi natura, así, que estando considerando tanto mal como tenía, vime, no tornado en ave, sino en asno".
Capítulo V
Que trata cómo estando Apuleyo convertido en asno, considerando su dolor, viniveron súbitamente ladrones a robar la casa de Milón, y cargado el caballo y asno de las alhajas de la casa, huyeron para su cueva.
"...vínome al pensamiento, aunque tarde, pero de veras, recurrir a la ayuda de la justicia para que, invocando el nombre del emperador César, me pudiese librar de tanto trabajo."
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