EXTRACTOS DE EL SEGUNDO LIBRO DE "LA METAMORFOSIS O EL ASNO DE ORO" DE LUCIO APULEYO.
Segundo libro
Argumento
En tanto que Lucio Apuleyo andaba muy curioso en la ciudad de Hipata, mirando todos los lugares y cosas de allí, conoció a su tía Birrena, que era una dueña rica y honrada; y declara el edificio y estatuas de su casa, y cómo fue con mucha diligencia él avisado que se guardase de la mujer de Milón, porque era gran hechicera; y cómo se enamoró de la moza de casa, con la cual tuvo sus amores; y del gran aparato del convite de Birrena, donde ingiere algunas fábulas graciosas y de placer; y de cómo guardó uno a un muerto, por lo cual le cortaron las narices y orejas, y después cómo Apuleyo tórno de noche a su posada, cansado de haber muerto no a tres hombres, sino a tres odres.
Capítulo I
Cómo andando Lucio Apuleyo por las calles de la ciudad de Hipata, considerando todas las cosas, por hallar mejor el fin deseado de su intención, se topó con una su tía Birrena, la cual le dio muchos avisos en muchas cosas de que se debía guardar.
"...llegamos a casa de Birrena. La cual era muy hermosa: había en ella cuatro órdenes de columnas de mármol, y sobre cada columna de las esquinas estaba una estatua de la diosa Victoria [...]. De la otra parte estaba otra estatua de la diosa Diana[...] Alrededor de ella estaban sus lebreles, hechos del mismo mármol[...]A las espaldas de esta diosa estaba una piedra muy grande, cavada en manera de cueva: en la cual había esculpidas hierbas de muchas maneras, con sus ástiles y hojas; pámpanos y parras y otras flores[...] En el margen debajo de la piedra había manzanas y uvas, que colgaban labradas muy artificiosamente[...] En medio de estos árboles y flores estaba la imagen del rey Acteón, cómo estaba mirando a Diana por las espaldas cuando ella se lavaba en la fuente y cómo él se tornaba en un ciervo montés..."
"Guárdate y guárdate fuertemente de las malas artes y peores halagos de aquella Panfilia mujer de ese tu huésped Milón[...]...luego se enamora de su gentileza y pone sobre él los ojos y el corazón: comiénzale a hacer regalos, de manera que le enlaza el ánima y el cuerpo que no puede desasirse. Y después que está harta de ellos, si no hacen lo que ella quiere, tórnalos en un punto piedras y bestias o cualquier otro animal que ella quiere; otros, mata del todo...."
Capítulo II
Cómo despedido Lucio Apuleyo de Birrena, su tía, se vino para la posada de su su huésped Milón, donde, llegado, halló a Fotis la moza de la casa, que guisaba de comer. Y enamorándose el uno del otro, concertaron de juntarse a dormir.
"Y aunque sea cosa de no decir, ni nunca hubiese tan mal ejemplo, si trasquilasen a una mujer que fuese la más hermosa y acabada en perfección del mundo, aunque fuese venida del cielo y criada en el mar, y aunque fuese la diosa Venus acompañada de sus ninfas y graciosas con su Cupido y toda la compaña que le sigue, con su arreo de cintas de cadenas y olores de cinamomo y bálsamo, si viniere calva y sin cabellos, no podrá placer a nadie, ni tampoco a su marido Vulcano.[...]Finalmente, tanta es la gracia de los cabellos, que aunque una mujer esté vestida de seda y de oro y piedras preciosas, y tenga todo el atavío y joyas que quisiere, si no mostrare sus cabellos, no puede estar bien adornada ni ataviada;..."
"Estando hablando de estas cosas, aquel sabio enojado y triste, Cerdón, el negociante, tomó sus dineros, que había sacado para pagarle su adivinanza y huyó entre la gente; finalmente, Diófanes, tornado en sí, sintió la culpa de su necedad, mayormente que vio que todos los que estábamos alrededor nos reíamos de él, pues que conocía el hado de los otros y no el de su hacienda".
Capítulo III
Que trata cómo levantado Lucio Apuleyo de la mísera mesa de Milón, apesarado con los cuentos y pronósticos del candil, se fue a su cámara, adonde halló aparejado muy cumplidamente de cenar, y después de haber cenado se gozaron en uno, por toda la noche, su amada Fotis y él.
"-Ahora haz lo que quisieres, que yo no entiendo ser vencida, ni te volveré las espaldas. Si eres hombre, acomete resuelto y mata muriendo, que hoy la lucha es sin cuartel".
Capitulo IV
Cómo Birrena convidó a cenar a su sobrino Lucio Apuleyo y él lo aceptó; descríbese el aparato de la cena y cuéntase donosos acontecimientos entre los convidados.
"...y por eso no sabes que estás en medio de Tesalia, donde las mujeres hechiceras cortan con los dientes las narices y orejas de los muertos, en cada parte, porque con esto hacen sus artes y encantamientos".
"Porque a este muy sagacísimo y astuto guardador de mi cuerpo, que me velaba muy bien y con muy gran diligencia, las viejas encantadoras, que deseaban cortarme las narices y orejas, por la cual causa muchas veces se había tornado en otras figuras, no pudiendo engañar su industria y buena guarda, le echaron un gran sueño, y estando él como enterrado en este profundo sueño, las hechiceras comenzaron a llamar mi nombre, y como mis miembros estaban fríos y sin calor, no pudiendo así presto esforzarse para el servicio del arte mágica; pero él, como estaba vivo, aunque con el sueño casi casi muerto, y llamábase como yo, levantose a su nombre, sin saber que lo llamaban; de manera que él, de su propia voluntad, andando en forma de ánima de muerto, aunque las puertas de la cámara estaban con diligencia cerradas, por un agujero, cortadas primero las narices, después las orejas, recibió por mí el destrozo y carnicería que para mí se aparejaba".
"...y como a cada uno hallaba luchando con las puertas, dile de estocadas, hasta tanto que ante mis pies, con las grandes heridas que les había dado, cayeron muertos."
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