sábado, 9 de noviembre de 2013

EXTRACTOS DEL SEXTO LIBRO DE "LA METAMORFOSIS O EL ASNO DE ORO" DE LUCIO APULEYO.

EXTRACTOS DEL SEXTO LIBRO DE "LA METAMORFOSIS O EL ASNO DE ORO" DE LUCIO APULEYO.




Sexto libro

Argumento

Después de haber buscado con mucha fatiga a Cupido y después de lo que le avisó Ceres y del mal acogimiento que halló en Juno, Psiches, de su propia voluntad se ofreció a Venus;  y luego escribe la subida de Venus al cielo, y cómo pidíó ayuda a los dioses; y con cuánta soberbia trataba a Psiches, mandándole que apartase de un montón grande de todas las simientes cada linaje de granos por su parte, y que le trajese el vellocino de oro; y del licor del lago infernal le trajese un jarro lleno; asimismo le trajese una bujeta llena de la hermosura de Proserpina; todas las cuales cosas hechas por ayuda de los dioses, Psiches casó con su Cupido en el consejo de los dioses. Y sus bodas fueron celebradas en el cielo, del cual matrimonio nació el Deleite.

Capítulo I

Cómo Psiches, muy lastimada, llorando, fue al templo de Ceres y al de Juno a demandarles socorro de su fatiga, y ninguna se le dio por no enojar a Venus.

"Así que, habiendo ya subido y pasado todos aquellos montes, llegó al templo y entrose dentro, donde vio muchas espigas de trigo y cebada, hoces y otros instrumentos para segar; pero todo estaba por el suelo, sin ningún orden, confuso, como acostumbraban a hacer los segadores cuando con el  trabajo se les cae de las manos".

"Ruégote señora, por la tu diestra mano sembradora de los panes, y por las ceremonias alegres de las sementeras, y por los secretos de las canastas de pan, y por los carros que traen los dragones tus siervos, y por las aradas y barbechos de Sicilia, y por el carro de Plutón que arrebató a Proserpina, y por el descendimiento de tus bodas, y por la tornada cuando tornó con las hachas ardiendo de buscar a su hija, y por el sacrificio de la ciudad eleusina, y por las otras cosas y sacrificios que se hacen en silencio...."

"¡Oh, tú, Juno, mujer y hermana del gran Júpiter! O tú estás en el antiguo templo de la isla de Samos, la cual se glorifica porque tú naciste allí y te criaste: o estás en las sillas de la alta ciudad de Cartago, la cual te adora como doncella que fuiste llevada al cielo encima de un león: o si por ventura estás en la ribera del río Inaco, el cual hace memoria de tí, que eres casada con Júpiter y reina de las diosas: o tú estás en las ciudades magníficas de los griegos, adonde todo Oriente te honra como diosa de los casamientos y todo Occidente te llama Lucina..."

Capítulo II

Cómo, cansada Psiches de buscar remedio para hallar a su marido Cupido, acordó de irse a presentar ante Venus por demandarle merced, porque Mercurio la había pregonado, y cómo Venus la recibió.

"En este medio tiempo, Venus, enojada de andar a buscar a Psiches por la tierra, acordó de subierse al cielo, y mandando de aparejar su carro, el cual Vulcano, su marido, muy sutil y pulidamente había fabricado y se lo había dado en arras de su casamiento, hecho las ruedas de manera de la Luna, muy rico y precioso, con daño de tanto oro y de muchas otras aves, que estaban cerca de la cámara de Venus, salieron cuatro palomas muy blancas, pintados los cuellos, y pusiéronse para llevar el carro..."

"Hermano de Arcadia, tú sabes bien que tu hermana Venus nunca hizo cosa alguna sin tu ayuda y prensencia; ahora tú no ignoras cuánto tiempo ha que yo no puedo hallar a aquella mi sierva que se anda escondiendo de mí: así que ya no tengo otro remedio sino que tú públicamente pregones que le será dado premio a quien la descubriere".

"Y como esto dijo, mandó llamar a sus criadas la Costumbre y la Tristeza, a las cuales, como vinieron, mandó que azotasen a Psiches".

Capítulo III

En el cual trata cómo la vieja, procediendo en su muy largo cuento, narra los trabajos que Venus dio a Psiches, por darle ocasión a desesperar y morir. Y cómo, por conmiseración de los dioses, Venus la vino a perdonar, y con mucho placer se celebraron las bodas en el cielo.

"Pues ve allá luego y tráeme la flor de su precioso vellocino en cualquier manera que lo puedas haber".

"De allí, de la altura donde sale aquella fuente, tráeme este vaso lleno de rocío de aquella agua".

"Pero no pudo esconderse a los ojos de la Providencia, tanta fatiga y turbación de la inocente Psiches, la cual, estando en esta fatiga, aquella ave real de Júpiter que se llama águila, abiertas las alas, vino volando súbitamente, recordándose del servicio que antiguamente hizo Cupido a Júpiter, cuando por su diligencia arrebató a Ganimedes el troyano, para su copero...."

"No está muy lejos de aquí una noble ciudad de Achaya, que se llama Lacedemonia; cerca de esta ciudad busca un monte que se llama Tenaro, el cual está apartado en lugares remotos. En este monte está una puerta del infierno, y por la boca de aquella cueva se muestra un camino sin caminantes, por donde si tú entras, en pasando el umbral de la puerta, por la canal de la cueva derecho, podrás ir hasta los palacios del  rey Plutón; pero no entiendas que has de llevar las manos vacías, porque te conviene llevar en cada una de las manos una sopa de pan mojada en meloja, y en la boca has de llevar dos monedas; y después que ya hubieres andado buena parte de aquel camino de la muerte hallarás un asno cojo cargado de leña, y con él un asnero también cojo, el cual te rogará que le des ciertas chamizas para echar en la carga que se le cae: pero tú pásate callando, sin hablarle palabra; y después, como llegares al río muerto donde está Carón, él te pedirá el portazgo, porque así pasa él en su barca de la otra parte a los muertos que allí llegan: porque has de saber que hasta allí entre los muertos hay avaricia, que ni Carón ni aquel gran rey Plutón hacen cosa alguna de gracia, y si algún pobre muere cúmplele buscar dineros para el camino, porque si no los llevare en la mano no le pasarán de allí. A este viejo suyo darás en nombre de flete una moneda de aquellas que llevares; pero ha de ser que él mismo la tome con su mano de tu boca. Después que hubieres pasado este río muerto hallarás otro viejo muerto y podrido que anda nadando sobre las aguas de aquel río, y alzando las manos te rogará que lo recibas dentro en la barca; pero tú no cures de usar piedad, que no te conviene. Pasado el río y andando un poco adelante hallarás unas viejas tejedoras que están tejiendo una tela, las cuales te rogarán que les toques la mano: pero no lo hagas, porque no te conviene tocarles en manera ninguna. Que has de saber que todas estas cosas y otras muchas nacen de las asechanzas de Venus, que querría que te pudiesen quitar de las manos una de aquellas sopas: lo cual te sería muy grave daño, porque si una de ellas perdieses nunca jamás tornarías a esta vida. Demás de esto sepas que está un poco adelante un perro muy grande, que tiene tres cabezas, el cual es muy espantable, y ladrando con aquellas bocas abiertas espanta a los muertos, a los cuales ya ningún mal puede hacer, y siempre está velando ante la puerta del obscuro palacio de Proserpina, guardando la casa vacía de Plutón. Cuando allí llegares, con una sopa que le lances lo tendrá enfrenado y podrás luego pasar fácilmente, y entrarás adonde está Proserpina, la cual te recibirá benigna y alegremente y te mandará sentar y dar muy bien de comer. Pero tú siéntate en el suelo y come de aquel pan negro que te dieren; y pide luego de parte de Venus aquello por que eres venida, y recibido lo que te dieren en la bujeta, cuando tornares, amansarás la rabia de aquel perro con la otra sopa. Y cuando llegares al barquero avariento, le darás la otra moneda que guardaste en la boca; y pasando aquel río tornarás por las mismas pisadas por donde entraste, y así vendrá a ver esta claridad celestial. Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una: que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en la bujeta, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina hermosura".

"...entre tanto, Cupido, que andaba muy fatigado del gran amor, la cara amarilla, temiendo la severidad no acostumbrada de su madre, tornose al almario de su pecho y con sus ligeras alas voló al cielo y suplicó al gran Júpiter que le ayudase, y recontole toda su causa. Entonces Júpiter tomole la barba, y trayéndole la mano por la cara lo comenzó a besar, diciendo: 
-Como quiera que tú, señor hijo, nunca me guardaste la honra que se debe a los padres por mandamiento de los dioses; pero aun este mismo pecho, en el cual se encierran y disponen todas las leyes de los elementos, y a las veces de las estrellas, muchas veces lo llagaste con continuos golpes del amor, y lo ensuciaste con muchos lazos de terrenal lujuria, y lisiaste mi honra y fama con adulterios torpes y sucios contra las leyes, especialmente contra la ley Julia, y a la pública disciplina, transformando mi cara y hermosura en serpientes, en fuegos, en bestias, en aves y en cualquier otro ganado. Pero, con todo esto, recordándome de mi mansedumbre y de que tú creciste entre estas mis manos, yo haré todo lo que tú quisieres, y tú sépaste guardar de otros que desean lo que tú deseas. Esto sea con una condición: que si tú sabes de alguna doncella hermosa en la tierra, que por este beneficio que de mí recibes debes de pagarme con ella la recompensa.
Después de esto hubo hablado, mandó a Mercurio que llamase a todos los dioses a consejo; y si alguno de ellos faltase, que pagase diez mil talentos de pena. Por el cual miedo todos vinieron y fue lleno el palacio donde estaba Júpiter, el cual, asentado en la silla alta, comenzó a decir de esta manera:
-¡Oh dioses, escritos en el blanco de las musas! Vosostros todos sabéis cómo este mancebo que yo crié en mis manos procuré de refrenar los ímpetus y movimientos ardientes de su primera juventud. Pero harto basta que él es infamado entre todos de adulterios y de otras corruptelas, por lo cual es bien que se quite toda ocasión, y para esto me parece que su licencia de juventud se debe de atar con lazo de matrimonio. Él ha escogido una doncella, la cual privó de su virginidad: téngala y poséala y siempre use de sus amores.
Y diciendo esto, volvió la cara a Venus y díjole:
-Tú, hija, no te entristezcas por esto; no temas a tu linaje ni al estado del matrimonio mortal, porque yo haré que estas bodas no sean desiguales, mas legítimas o bien ordenadas como el derecho lo manda.
Y luego mandó a Mercurio que tomase a Psiches y la subiese al cielo, a la cual Júpiter dio a beber del vino a los dioses, diciéndole:
-Toma, Psiches, bebe esto y serás inmortal; Cupido nunca se apartará de tí; estas bodas vuestras durarán para siempre.
Dicho esto, no tardó mucho cuando vino la cena muy abundante, como a tales bodas convenía. Estaba sentado a la mesa Cupido en el primer lugar y Psiches en su regazo. De la otra parte estaba Júpiter con Juno, su mujer, y después, por orden, todos los otros dioses. El vino de alfajor, que es un vino de los dioses, suministrábalo Ganimedes a Júpiter como copero suyo, y a los otros, el dios Baco. Vulcano cocinaba la cena; las ninfas henchían de flores y rosas y otros olores la sala donde cenaban; las musas cantaban muy dulcemente; Apolo cantaba con su vihuela; Venus entró a la suave música y bailó hermosamente. En esta manera era el convite ordenado: que el coro de las musas cantase y el sátiro hinchase la gaita y el dios Pan tañese un tamboril. De esta manera vino Psiches en manos del dios Cupido. Y estando ya Psiches en tiempo de parir, nacioles una hija, a la cual llamamos Placer".

Capítulo IV

Cómo, después que la vieja acabó de contar esta fábula a una doncella, para consolarla, vinieron los ladrones, y cómo, tornándose a ausentar, probó Lucio a libertarse con huida, llevándose consigo a la doncella, y topando a los ladrones en el camino, los volvieron, amenazándolos con el morir.

"Este pensamiento, cierto, me parece necio y de asno: porque ¿qué caminante me hallará en el camino que no cabalgue encima de mí y me lleve consigo?".

"Una doncella de linaje real huyó de su cautividad llevándola un asno. Tú serás comparado a los antiguos milagros, porque por ejemplo de tu verdad creemos que Frixo nadó por el mar sobre un carnero, y Arión escapó encima de un delfín, y Europa cabalgó y huyó encima de un toro: porque si fuese verdad que Júpiter se transfiguró en buey, bien puede ser que en este mi asno se esconda o alguna figura de hombre o imagen de los dioses".















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