PÁRRAFOS DE "DIARIO DE UN SEDUCTOR" DE SÖREN KIERKEGAARD
"¿Qué ama el amor?...Un recinto, no era el paraíso un lugar cerrado, un jardín expuesto a Oriente. Si nos acercamos más a la ventana, aparece un tranquilo lago, que humildemente se esconde entre las orillas escaparadas. En la orilla hay un barco. Un suspiro del corazón hinchado, un soplo del corazón inquieto: suelta amarras, resbala por las olas del lago, empujado suavemente por la brisa de una pasión que no tiene nombre. Si miramos para el otro lado, ante los ojos se dispersa el mar, que no puede detener nada, perseguido por el pensamiento, que no retiene nada...¿Qué ama el amor?. El Infinito. ¿Qué teme el amor?. Los límites."
"Pienso que quien lleva a los otros al error terminará cayendo en el error. Indicar a un viajero extraviado un camino equivocado, o sea, dejarle a uno en su error, es una acción muy reprobable, pero nunca se puede comparar con conducirle a uno para que se pierda a sí mismo".
"Más allá del mundo en el que vivimos, en un fondo remoto, existe otro mundo, que, respecto al primero, está en la misma relación en que la escena que vemos en el teatro se encuentra con la escena real. A través de unos velos muy finos y más etéreos, de una intensidad distinta a la del mundo real. Muchos hombres que aparecen corporalmente en el mundo real no tienen su morada en éste, sino en el otro".
"¡Maldito azar! Jamás maldije de tí cuando aparecías y te maldigo ahora en que te ocultas. ¿O se trata de una nueva invención tuya, inconcebible ser, estéril fuente de todo, único superviviente de aquel tiempo en que la necesidad dio a luz la libertad y la libertad fue tan insensata que volvió al seno materno?.
¡Maldito azar! ¡Tú, mi único amigo íntimo, único ser al que creía digno de confianza, de mi alianza y de mi enemistad, siempre inestable y siempre igual a ti mismo, siempre incomprensible, eterno enigma!
Tú, al que quiero con toda la simpatía de mi alma, sobre cuya imagen me he formado y he ido perfeccionándome a mí mismo, ¿por qué no te muestras? Yo no mendigo, no te suplico humildemente, para que te manifiestes de una y otra manera, porque en semejante adoración ibas a encontrar una forma de idolatría y no te gusta a ti la idolatría; en cambio, yo te invito a la lucha. ¿Por qué no acudes? ¿O es que se ha aplacado la inquietud del universo, se resolvió acaso el enigma o es que te precipitaste en el abismo de la eternidad? ¡Terrible pensamiento! En tal caso, el mundo del aburrimiento debería detenerse...
¡Maldito azar! Te aguardo. No deseo vencer con máximas ni con lo que los locos llaman carácter. No, yo deseo poetizarte. No deseo ser poeta para los demás; descúbrete y yo seré tu poeta...Luego, podré nutrirme de mi propia poesía, que será mi único alimento.
¿O es que me juzgas indigno? Voy a consagrarme a tu servicio, igual que las bayaderas bailan en honor de su dios. Ligero, con mínima vestimenta, desarmado, renuncio a todo. Nada poseo y nada quiero poseer, a nada amo y por eso nada tengo que perder y así me hice más digno de ti, de ti que tanto te cansaste, en el dilatado tiempo, de robar a los seres humanos aquello que aman, harto de sus cobardes suspiros, de sus rezos interesados. Sorpréndeme, pues estoy preparado...
Pero haz que la vea, muéstrame una posibilidad que ya me parece imposible, indícamela aunque sea entre sombras del Averno, que yo la sacaré hasta aquí arriba; haz, si quieres, que me odie, que me desprecie, que sea indiferente para conmigo, que ame a otro...Yo no temo. Pero agita las aguas estancadas, quiebra la quietud; dejarme morir de inanición de esta manera es algo miserable, que cometes tú al que creía más fuerte que yo...".
"Anoche quise poner a prueba la expansión del espíritu de Cordelia. Estaba indeciso si se le debía prestar las poesías de Schiller, para luego abrir el libro, como por casualidad, en el canto de Tecla o en las poesías de Burger. Preferí éstas, principalmente la titulada "Leonor", que es muy bonita y un poco exaltada. La leí en voz alta, con todo el sentimiento. Cordelia, conmovidísima, se puso a coser febrilmente, como si fuese ella y no a Leonor a quien Guillermo tuviese que raptar (...). Debe haber experimentado una sensación como de vuelo..."
"Pero, ¿cómo sorprender a Cordelia?. Podría provocar la tempestad erótica y arrancar los árboles con las raíces. Podría arrancarla del terreno donde se ahonda, y al mismo tiempo, con medios secretos, hacer aparecer su pasión a la luz del día. Pero eso sería, estéticamente, un error, y tratándose de Cordelia no alcanzaría el ideal al que aspiro. Yo no amo "el engaño"; además, ése es un medio que sólo da buen resultado cuando tenemos que habérnoslas con muchachas a las que sólo la falsedad puede dar un relámpago de poesía."
"Por tal causa, las víctimas que el causaba eran de un tipo muy especial: no pasaban a engrosar el número de desdichadas que la sociedad condena al ostracismo; en ellas no se advertía ningún cambio visible; vivían en la relación habitual de siempre; respetadas en el círculo de los conocidos, como siempre; y, sin embargo, estaban sufriendo un profundo cambio, en una forma que a ellas les resultaba muy oscura y para los demás totalmente incomprensible. Su vida no estaba rota, como la de las otras seducidas; tan sólo, habían sido doblegadas y vencidas dentro de sí mismas; por idas para los demás, intentaban inútilmente volverse a encontrar".
"Johannes,
No te llamo mío...Comprendo perfectamente que jamás lo fuiste y por eso me siento castigada con tanta dureza por haberme aferrado a esa idea, como a mi única alegría. Por eso te llamo mío, mi seductor, mi embaucador, mi enemigo, origen de mi desventura, tumba de mi dicha, abismo de mi desdicha.
Te llamo mío y me considero tuya: y todas estas palabras que antes acariciaban tus sentidos arrodillados delante de mí en adoración, han de sonar como una maldición para ti, una maldición para toda la eternidad.
Pero, ¡no debes alegrarte por esto, no imagines que, persiguiéndote en vano o tal vez armando mi mano con un puñal, deseo provocar tu burla! Vayas donde vayas, seguiré siendo tuya, siempre a pesar de todo; aunque te retires a los confines del mundo, seré tuya; aunque ames, por centenares a otras mujeres, seré tuya, tuya hasta la muerte. El mismo lenguaje que contra ti empleo demuestra que lo soy. Te atreviste a una gran villanía seduciéndome a mí, a un pobre ser, hasta el punto de que para mí lo eras todo, la plenitud, y yo no deseaba ningún otro gozo que ser tu esclava.
Sí, soy tuya, tuya, tuya: soy tu maldición.
Tu Cordelia."
"Ahora, ya ha pasado todo; no deseo volverla a ver nunca más....
Una mujer es un ser débil; cuando se ha dado totalmente lo ha perdido todo: si la inocencia es algo negativo en el hombre, en la mujer es la esencia vital....
Ya nada tiene que negarme. El amor es hermoso, sólo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre.
Y ahora ni siquiera deseo el recuerdo de mis amores con Cordelia. Se ha desvanecido todo el aroma. Ya ha pasado la época en que una muchacha podía transformarse en heliotropo a causa del gran dolor de que las abandonasen....
Ni siquiera deseo despedirme; me fastidian las lágrimas y las súplicas de las mujeres, me revuelven el alma sin necesidad.
En un tiempo la amé, pero de ahora en adelante ya no puede pertenecerle mi alma...De ser un dios, haría con ella lo que hizo Neptuno con una ninfa: la iba a transformar en hombre...".
Diario de un seductor es una obra notable de uno de los filósofos existencialistas más importantes y que más me ha influido (otros han sido Schopenhauer y Camus). Destaco también la obra de Dostoyevski y Kafka, gracias a todos ellos hoy soy un ser más reflexivo.
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