sábado, 26 de octubre de 2013

LITERATURA ERÓTICA: "EN BRAZOS DE LA MUJER MADURA" DE STEPHEN VIZINCZEY

PÁRRAFOS DE " EN BRAZOS DE LA MUJER MADURA" DE STEPHEN VIZINCZEY




"Tratar de hacer el amor con alguien que es tan torpe como uno mismo me parece tan insensato como meterse en aguas profundas con otro que tampoco sepa nadar. Aunque no te ahogues, te llevas un buen susto.  
¿Por qué sufrir? Cada vez que veo a un hombre acercarse a una mujer titubeando, apocado, con aire de disculpa, como si esperase que ella arrostrara su pasión en vez de compartirla, me pregunto cuántos desaires habrá sufrido de las jovencitas.
¿Y por qué son tantos los hombres que parecen ver en la mujer a la enemiga? Cuando oigo reír a los hombres criticando a las mujeres, me siento como si estuviera otra vez en medio de aquel clamor estudiantil con el que tratamos de derribar las murallas de Buda gritando la mayor obscenidad que conocíamos. Pero aquel tumulto nada tenía que ver con defectos concretos de las mujeres: estaba motivado por el estupor y los aspavientos de las niñas ante el extraño espectáculo de un muchacho con la bandera desplegada."


...........................................................................................

"Ella me guió en su cuerpo y, una vez dentro, me sentí tan feliz que no me atrevía a moverme por miedo a estropearlo todo. Al cabo de un rato, ella me dio un beso en la oreja y susurró:

- Me parece que voy a menearme un poco.

En cuanto empezó a moverse descargué. Maya me dio un apasionado beso, como si mi actuación hubiera sido lo más fabuloso que había visto en su vida. Envalentonado por su aprobación, le pregunté por qué no parecía importarle la diferencia de edad.

- Soy una pécora egoista -confesó-. Lo único que me importa es mi propia satisfacción.

Y seguimos haciendo el amor, mientras se apagaba el sol de la tarde y llegaba la oscuridad. No he aprendido mucho desde aquellas horas en las que el tiempo parecía haberse detenido: Maya estuvo enseñándome todo lo que hay que aprender.  Pero enseñar no es la palabra: ella sencillamente se complacía a sí misma y me complacía a mí, y yo iba descubriendo nuevos territorios sin percatarme de que iba perdiendo mi ignorancia. Ella se deleitaba en todos los movimientos, o, simplemente, solo con tocar mis huesos y mi carne. Maya no era de esas mujeres para las que el orgasmo es la única recompensa por una actividad pesada: hacer el amor con ella era consumar una unión, no la masturbación interna de dos desconocidos en una misma cama.

- Mírame- me decía antes de correrse-, te gustará."

..............................................................................................

"Preferimos considerarnos fracasados a renunciar a nuestra fe en la posibilidad de que la perfección exista. Nos aferramos a  la ilusión del amor eterno negando validez al temporal. Duele menos pensar: "Soy superficial", "Es egocéntrica", "No podíamos comunicarnos", "Era sólo atracción física" que aceptar el simple hecho de que el amor es sentimiento pasajero que acaba por causas ajenas a nuestro control e, incluso, a nuestra personalidad. Pero ¿quién puede tranquilizarse con sus propias reflexiones? No hay argumento que pueda llenar el vacío que deja el sentimiento que ha muerto: recordatorio del vacío terminal, nuestra inconstancia final. Hasta a la vida le somos infieles."


No hay comentarios:

Publicar un comentario