ENCUENTRO
mujer,
Que he de apresurarme para estar contigo una vez más?
¿Por qué debo sondear nuevamente tu nada abisal
Y extraer nada más que dolor?
Fijamente, fijamente miro tus ojos acuosos; pero no quedo más
convencido
Ahora que alguna otra vez
De que sólo son dos espejos que reflejan la luz del
firmamento,
Eso y nada más.
Y aprieto tu cuerpo contra mi cuerpo como si esperara abrirme
una brecha
Directamente a otra esfera;
Y me esfuerzo por hablar contigo con palabras más allá de mí
palabra,
En las que todas las cosas son claras,
Hasta que exhausto me hundo una vez más en tu nada abisal
Y la fría nada de mí:
Tú, riendo y llorando en este cuarto ridículo
Con tu mano sobre mi rodilla;
Llorando porque me crees perverso y desdichado; y riendo
Por hallar nuestro amor tan extraño;
Con la vista mutuamente clavada en una última esperanza,
ciega y desesperada,
De que el mundo entero cambie.
Conrad Aiken.
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